Aunque la vivienda se encuentre vacía se debe hacer frente a los impuestos establecidos, pagos obligatorios como la comunidad y a los consumos mínimos de los suministros, en definitiva, a unos gastos fijos y variables que pueden llegar a superar los 2.000 euros al año.
Algunos de ellos son:
- Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI), tributo municipal que grava la titularidad o posesión de cualquier bien inmueble, es uno de los más elevados y se aplica sobre cualquier tipo (urbano o rústico), salvo contadas excepciones.La cantidad que hay que abonar se calcula en función del valor catastral, aplicándole en torno a un 0,4 y el 1,1 % en caso de los inmuebles urbanos y entre el 0,3 y el 0,9 % para los rústicos. Esta tarifa está cifrada, de media, en unos 475 euros cada año por vivienda.
- Cuotas de la comunidad de vecinos, cifras que pueden aumentar a causa de las derramas, ascensor, portero, reformas, piscina comunitaria, etc
- Aunque no se haga uso de los mismos, tienen un coste mínimo. Las cuotas de luz, gas, agua y a veces también del teléfono, requieren un pago mensual. El mínimo de luz para una vivienda media puede rondar los 20 euros, a lo que habría que sumarle otros 15 euros que cuesta el del gas; mientras que el recibo por el suministro de agua y el de las basuras incrementan los números casi otros diez euros. Aquellos que decidan no dar de baja las líneas de teléfono pueden ver su factura encarecerse otros 15 euros cada mes.
- Gastos extras derivados de la calefacción central, seguro, mantenimiento
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